
No fue exatamente una sorpresa.
Gracias. Lo siento.
Ella tiene una pequeña barriga clara.
Passar el dedo entre la ingle y el ombligo como en la arena, como para buscar el momento justo,
el deseo improviso de aceptarse.
No pienses demasiado, no vale la pena.
Con gana de desnudar sus piernas y sentirlas mias.
Cansados, con sueños, consabidores.
¿ Cuál era nuestra idea principal?
Hubiera sido una doble vida.
Cuanto más es correcto el amante, más es perverso el amor.
Intentar es conceder un deseo que aún no conozco.
Dar forma y peso al deseo
Gozar del momento en el que miro sus ojos cerrados.
Justo porque lo sabia , la miré.
El rechazo es una arma que no tengo, lo entendí.
La infinita extrañeza de las bocas. Sensual, como tán sensual, excitante, era pensar en la amenaza de todos los problemas que hubieran podido pasarnos.
Era como hacerlo por carta, sin mirarse, sin saber si el otro sonrie o tiene la boca cerrada.
Porque el sentido del error está en la boca, las manos se paran antes, plegadas ellas también como sobre una pequeña herida.
Hay veneno entre las piernas, pero se entiende después.
Al principio nos encontramos de lado, como por sensación, porque es algo que se conoce.
Ella me amaba volviendome debil.
Un brazo al cuello, una voz, ninguna palabra.
La fantasía sabe adaptarse al silencio.
Las manos se tocan como para buscar una segnal, entre el orden y el desorden de las cosas.
Un abuso de recuerdos, como un abuso de juegos, un abuso.
Percebo mi prisa.
Me cubre su boca.
Un calor antes dulce luego más fuerte.
En rodillas entre sus piernas. Movimento que conozco. Mi cabeza, para que ella no mire a mis ojos, sus manos alrededor de mi cuello, hasta empujarme dentro de ella.
Respira a hondo. ¿ es un beso, o ya estamos haciendo el amor?
La saboreo en la boca, clara como algo que siempre he querido.
Quizás hubiera sido mejor empezar desde su seno, no debería quitar mis manos de su cuerpo.
En cambio mi boca está en su instinto.
Vee lo que quiere, continúa a buscarla con la boca, es la obsesión de todo lo que le dije.
Mi boca es un libro, son mil palabras a las cuales no esta preparada, mi lengua como una espina, un lento conocimiento antes de comernos el uno al otro.
Su boca sofoca la mia, pero su boca no tiene lengua, no tiene dientes, la suya no es una boca. Tenía que levantarme. Mis cuatro dedos encima de los labios, luego las piernas, hasta su barriga.
Me ayudaba. Su seno era como una maleza robusta que me llevaría en la cara. Sus manos acurrucadas sobre mi, como para no dejarlo, como para sentir cada mi cambiamento, cada diferencia.
Ella puede destruirme en qualquier momento, basta que lo quiera, basta que entienda la manera.
Crea y destruye sin parar de tocar. Chupo la parte mejor de su seno. A lo mejor, dentro de ella tengo la posibilidad de ser sincero. Ella no podia creerlo que sería todo tan facil. Ninguna fiebre impedía de seguir adelante, antes nuestros cuerpos se movían. Pero luego la gana nos ha plegado, encorvado el busto, nos ha entrenzado el adbomen.
Ya no quiero tocarte, ya no quiero tocar nada. Ya no sirve a nada. Me lo he pensado, tu ya te lo pensaste mucho.
Mi cuerpo sobre ella, sin el peso de muchas, demasiadas mentiras. Era la reacción exacta y contraria a lo que durante muchos años nos habíamos dicho.
En este momento ella ya no es la amiga, en este momento voy subiendo y bajando encima de su cuerpo. Un beso, dos , tres, cada vez más largos, luego más breves pero en el cuello, en el seno, un escalofrío de una breve libertad.
Gemió como si se estaba corriendo.
El escalofrío era para sentir la gana, no para correrse, sino para demostrar que lo quería hacer.
Levanté sus piernas, veía todo de ella.
Era un dia como otro, un dia pasado en la playa, solo eso. Estaba exitado, nos ayutábamos con las manos. Era una niña, yo era una niña, una chica que jadeaba sin aliento.
Yo era una muñeca en mis mismas manos.
Tumbados en la cama, estabamos inconscientes, uno al lado del otro, nos lamíamos, porque abrazarnos era bonito, pero algo todavía tenía que pasar.
Ahora los ojos estaban abiertos.
Ella sobre mi. El miedo de lo que podría pasar, era el amor de nuestro amor.
Un movimiento rítmico, como cuerpos en cárcel. El cuerpo estaba nervioso, me quedé dentro de ella. Tenía que pasar, lo queríamos.
Hablaba con voz baja, como si hubieran podido escucharnos, seguía moviendose.
Quería correrme con ella. Muy facil.
Nos amábamos como dos lesbianas. Controlábamos la violencia de nuestros cuerpos.
Me gustaba tener este papel, después de una pausa un nuevo ataco. Era como si nuestras caras lo quisieran. Bonito, loco, peligroso, el si de quien está para correrse, y que te está haciendo correr.
No se podía volver atrás.
Follar en el momento mismo del orgasmo es pasividad. Por poco tiempo conseguí no correrme.
Toqué su cuerpo, nunca había dejado de hacerlo.
Sudor. El sudor de cuando el contacto ha sido total. Me agredí la boca, la última vez, el último movimiento, el último empuje. Ella quería entender.
Nos corríamos juntos, como si fuera una cosa normal.
Parecía no acordarse de mi, era como si nadie la hubiese parado, era como si hubiesemos sentido todo, hasta el final, aquel largo silencio, diferente de lo que ya habíamos probado hace tiempo. Jadear era la prueba de lo que hicimos. Una mueca, una sonrisa, la seguridad de que volveríamos a pensar en eso.
Así paso y desapareció todo, todo exepto una cosa: la posibilidad de estropear el todo, esto también, para vivir como condenados.
Tendría mucha gana de hacerlo otra vez, de contarlo otra vez, y hacerlo mejor.
O más la gana de decir que ha sido importante, nonostante el tiempo pasado, no consigo pensar en manera diferente: la amo.
Ha sido bonito, bonito como hacerlo por primera vez, sabiendo que hacer.
Aún hoy estoy convencido de que ciertas cosas , occurren porque termínan por ser las más obvias, o por lo menos así parece. Por eso hemos esperado tanto tiempo. Pero recuerdo perfectamente nuestros ojos. Me imagino las cosas que ya no están y pienso en que ya no hay nada, nada que me separe de ella verdaderamente. Nada , salvo el tiempo, sus miedos, o bien ella.